domingo, 26 de febrero de 2012

INVESTIGAN A CLÍNICA INGLESAS POR HACER ABORTOS CUANDO EL SEXO DEL FETO DISGUSTA A LOS PADRES.

Clínicas privadas y hospitales de la sanidad pública británica practican abortos 'a la carta' y motivados por el sexo del feto, a pesar de que la legislación lo prohíbe tajantemente. 'The Daily Telegraph' expuso ayer pruebas del presunto delito: la grabación con cámaras ocultas de ginecólogos dispuestos a interrumpir embarazos, simplemente porque la madre no está contenta con el género de su futuro bebé. «Si usted quiere abortar, yo no hago preguntas», explica la doctora Prabha Sivaraman, sin saber que la persona que acompaña a la embarazada a su consulta trabaja para el rotativo.
El equipo del 'Telegraph' visitó nueve clínicas y tocó diana en tres ocasiones. La doctora Sivaraman, que ejerce en un centro privado de Manchester, ofreció sus servicios a una mujer preñada de una niña pero que deseaba tener un varón. Según el diario, la ginecóloga cobró unos 560 euros por la consulta inicial y fijó entre 225 y 340 euros la tarifa por interrumpir un embarazo selectivo de más de ocho semanas.
En otro caso denunciado por el diario, una especialista de un hospital público de Londres aceptó a una embarazada de 18 semanas que deseaba abortar «para equilibrar la familia». El feto era varón, pero el matrimonio tiene otro hijo y buscaba la parejita. «No podemos permitirnos más de dos niños», dijo la madre a la doctora Claudine Domoney, del hospital de Chelsea, que la atendió tras ser remitida por una clínica privada de la capital británica.
Lagunas legales
El aborto se permite en Reino Unido desde 1967, siempre que la salud mental o física de la madre corra peligro si continúa con el embarazo. La confidencialidad que rige entre médico y paciente hace prácticamente imposible deducir el número de casos en que una mujer alega problemas mentales si le fuerzan a tener un hijo del sexo no deseado. El problema es particularmente agudo en comunidades chinas o indias, que consideran la descendencia varonil una cuestión de honor. Por ello, la mayoría de los hospitales prohíben a sus empleados desvelar el género de un feto.
El ministro de Sanidad, Andrew Lansley, recordó ayer que el aborto selectivo por cuestión de sexo es «ilegal y moralmente erróneo», al tiempo que anunció sendas investigaciones del personal médico y las clínicas destapados por el 'Telegraph'. El periódico alega además que algunos médicos se prestaron a falsificar los documentos necesarios para practicar un aborto y promete publicar hoy nuevas pruebas del delito.

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